El ocio activo como terapia

Parte de nuestra sociedad no contempla las necesidades vitales de las personas en situación de dependencia, de forma integral. De hecho, algunas veces damos por hecho que solo necesitan cubrir aspectos básicos: aseo e higiene, movilidad e independencia -si se puede-. Sin lugar a dudas, es necesario para todas las personas tener las necesidades básicas cubiertas para mantener el bienestar físico y mental. Para ello, se puede disfrutar de los servicios de apoyo en domicilio, acompañamiento hospitalario y acompañamiento médico. No obstante, si pensamos en las cosas que nos hacen felices, o que nos evocan emociones positivas en la mayoría de los casos, no van a estar relacionadas con el ámbito asistencial, ni se limitarán a esos aspectos.

Hay que ir más allá y centrar la intervención en la persona, en lo que es realmente importante para cada uno. ¿Por qué no un paseo por El Retiro, un chocolate con churros en el centro de Madrid, la natación, la lectura o comer algo que nos apasiona y llevamos tiempo sin probar? Las SENSACIONES lo son todo.

SENTIMOS, y nos gusta: cada persona es diferente y tiene sus propias inquietudes. Para ser felices necesitamos elegir, dado que tenemos que contar con las circunstancias y la situación. Elegir qué queremos hacer, elegir dónde queremos ir, cómo queremos gastar nuestro tiempo y con quién. Teniendo en cuenta que los recursos son limitados, y las posibilidades abundan, el tiempo de ocio es de vital importancia para alcanzar y mantener el bienestar emocional y mental.

¿Y para las personas con diversidad funcional? Es sumamente importante ofrecerles total capacidad para ELEGIR. Las intervenciones centradas en la persona parten de ellas mismas. Una pregunta a tiempo facilita y nos guía, tanto en el ámbito familiar como en el profesional. De ahí que en VITA PROFESIONALES hagamos tanto hincapié en la mejora constante de la comunicación, por su importancia en nuestro trabajo, sea quien sea la persona con la que trabajamos. 

Démosle una vuelta; seguramente solo haga falta más empatía y voluntad para continuar haciendo del mundo un lugar mejor, casi sin prejuicios y en el que la inclusión sea una realidad completamente extendida.

 

Elena González Martín

Trabajadora Social de VITA PROFESIONALES